Panorama económico
COLOMBIANO 2019

El 2018 fue un año de transición para Colombia, después de 3 años en los cuales el precio internacional del petróleo, la devaluación del peso, y la inflación marcaron de manera negativa los resultados económicos. A pesar de la reciente caída del precio del barril de petróleo, los ingresos obtenidos por exportaciones en 2018 fueron superiores a los alcanzados en 2017 y la inflación retornó al rango meta del Banco de la República.

Para 2019 se espera que la economía nacional continúe por este camino positivo, aunque vale la pena mencionar algunos de los factores de riesgo que serán determinantes para el comportamiento de las cifras económicas en los siguientes 12 meses.


En el ámbito internacional, encontramos la incertidumbre sobre el comportamiento de la economía norteamericana, de cara a una posible desaceleración causada por la guerra comercial con China, la fuerte volatilidad de los precios del petróleo, las discrepancias de opinión en torno al aumento de las tasas de interés en Estados Unidos y una posible, aunque improbable, caída en los precios de bolsa.


Por otra parte, los precios internacionales del petróleo y las materias primas podrían verse afectados por las tensas relaciones políticas entre Irán y Estados Unidos, la posible reducción en la producción por parte de Arabia Saudita y la fuerte caída en la producción de crudo de Venezuela.



En el contexto nacional, los aspectos que podrían afectar el desempeño de nuestra economía son: i) los efectos que podrían derivarse del fenómeno del niño; ii) la migración venezolana, los costos asociados a la atención primarias de esta población y sus efectos sobre el mercado laboral colombiano; y iii) los ajustes fiscales que deberá implementar el Gobierno con el fin de garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas, teniendo en cuenta el recaudo de las medidas aprobadas en la Ley de Financiamiento.

Este último aspecto es de gran importancia dado que un fuerte deterioro de las finanzas públicas podría afectar la forma cómo nos perciben los inversionistas en el exterior y la estabilidad de indicadores macroeconómicos como la tasa de cambio y la calificación crediticia del país.

En lo que respecta al sector externo, el déficit de cuenta corriente pasó de ser del 6.3% del PIB en el 2015 a ser 3.4% del PIB en 2017. Para 2018, a pesar de que las exportaciones mostraron una recuperación, se estima que el déficit en cuenta corriente llegará a ser de 3.6% del PIB, como resultado del crecimiento de los pagos por concepto de intereses de la deuda externa (pública y privada) y por utilidades de la inversión extranjera. Para 2019 se espera que esta situación pueda extenderse y que las exportaciones se vean afectadas por una menor producción de café.

Por el lado, la inflación pasó de 4.09% en 2017 a 3.18% en 2018; cifra que como ya se mencionó se encuentra dentro del rango meta del banco central. Sin embargo, para 2019 existe incertidumbre con relación a la severidad que pueda tener el fenómeno del niño sobre la producción de alimentos y los precios de la energía.

El cuadro se complementa con el mejor comportamiento que trae el crecimiento del país. Se espera que, por el camino actual, el crecimiento del PIB en 2018 haya cerrado en 2.7%. Este comportamiento, acompañado por un aumento de la inversión y del consumo de los hogares, llevaría a una cifra del 3.2% para finales del 2019, sin contemplar la materialización de los riesgos antes mencionados.

El crecimiento colombiano está determinado principalmente por el consumo de los hogares y la inversión. Desde comienzos del 2018 el consumo presentó una mejor dinámica con un crecimiento estimado del 2.7%. Para el 2019 se espera que esta expansión continúe hasta alcanzar un 3.2%. Estas cifras, que muestran una notable mejoría, aún están por debajo de lo normal para Colombia, que es del 4.1% en promedio.


Así mismo, se espera que la inversión repunte, motivada principalmente por la estabilidad macroeconómica, mejores condiciones de impuestos para las empresas, la dinámica de algunos de los contratos para vías 4G, y una aceleración en el sector de la construcción en general.


Así las cosas, el crecimiento en el 2019 estaría condicionado de forma significativa por el repunte del sector de la construcción, en donde las obras 4G, el último año de administraciones regionales y la reactivación de la construcción privada sean el motor productivo nacional. Igualmente, los sectores de mayor crecimiento estarán liderados por el sector financiero, el comercio, y en una menor medida por los servicios.


Para cerrar el panorama nacional, la tasa de cambio con el dólar norteamericano será determinada por tres factores: el precio del petróleo, la fortaleza global del dólar a nivel mundial y la calificación de riesgo del país. De estos tres factores, los dos primeros presionarán el dólar al alza, y el último lo presionará a la baja en la medida en que se logró la aprobación de la Ley de Financiamiento. Es así como los expertos esperan que la tendencia bajista compense a los otros dos determinantes del precio del dólar.


Por último, se espera que el Banco de la República suba dos veces la tasa de interés para ajustar el ritmo de la inflación, sin golpear al crecimiento y dinamismo económico. A pesar de esto, como y se mencionó esperamos que el Gobierno anuncie ajustes en materia fiscal, situación que podría mermar el dinamismo de la economía.

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